Original en inglés: http://www.progfree.org/Patents/knuth-to-pto.txt Carta a la Oficina de Patentes Por: Profesor Donald Knuth Comisionado de Patentes y Marcas Registradas Box 4 Patent and Trademark Office Washington, DC 20231 Estimado Comisionado: En nombre mio y de muchos otros científicos informáticos, quisiera solicitarle que reconsidere la política actual de otorgar patentes de procesos computacionales. Noto una ansiedad considerable en la comunidad informática debido a que las decisiones de las cortes de patentes y de la Oficina de Patentes y Marcas Registradas están haciendo que la vida de los programadores sea mucho más difícil. En el periodo comprendido entre 1945-1980 se aceptaba que la ley de patentes no aplicaba al software. Ahora algunas personas han recibido patentes por algoritmos de importancia práctica --por ejemplo, compresión Lempel-Ziv y la encripción de llave pública RSA--, y están utilizando las leyes para evitar que otros programadores los usen. Este es un cambio enorme con respecto a la política anterior, que permitio la revolución computacional, y temo que perjudicará a la sociedad. Para mi es clarísimo que este cambio habría tenido un efecto profundamente negativo en mi trabajo: Por ejemplo, desarrollé un software llamado TeX que actualmente es usado para producir más del 90% de todos los libros y revistas matemáticos y físicos, y para producir cientos de miles de reportes técnicos en todas las disciplinas científicas. Si las patentes de software hubieran sido frecuentes en 1980, no habría podido crear tal sistema; probablemente ni siquiera habría considerado hacerlo y tampoco puedo imaginar a nadie que se hubiera atrevido a hacerlo. Me han dicho que las cortes están tratando de hacer una distinción entre los algoritmos que son matemáticos y los que no lo son. Para un científico de la computación ésto no tiene sentido: nada es más matemático que un algoritmo. Un algoritmo es un concepto abstracto, que no tiene ninguna relación con las leyes físicas del universo. Tampoco es posible distinguir entre algoritmos "numéricos" y "no numéricos", como si los números tuvieran alguna característica que los distinguiera de las otras formas de información precisa. Todos los datos son números y todos los números son datos. Los matemáticos trabajan mucho más con entidades simbólicas que con números. Por este motivo, la idea de aprobar leyes que afirmen que algunas clases de algoritmos pertenecen a las matemáticas y otras no me parece tan absurda como los intentos de la legislatura de Indiana en el siglo XIX de aprobar una ley diciendo que la relación entre la circunferencia y el diámetro de un círculo es exactamente 3, y no aproximadamente 3.1416. Es como la iglesia medieval decretando que el sol da vueltas sobre la tierra. Las leyes hechas por el hombre pueden ser muy útiles pero no cuando contradicen verdades fundamentales. El congreso decidió sabiamente hace mucho tiempo que las entidades matemáticas no pueden ser patentadas. Claramente, nadie podría aplicar las matemáticas si fuese necesario pagar un valor por una licencia cada vez que se use el teorema de Pitágoras. Las ideas algorítmicas básicas, que hoy en día muchos están patentando, son tan fundamentales que las consecuencias amenazan con ser equiparables a las que se tendría permitir a los autores patentaran individualmente palabras y conceptos. Los novelistas y columnistas no podrían escribir historias excepto en los casos en que las editoriales fueran autorizadas por los propietarios de las palabras. Los algoritmos son tan básicos para el software como lo son las palabras para los escritores: son las piezas fundamentales que se necesitan para armar productos interesantes. ¿Que pasaría si los abogados pudiesen patentar sus métodos de defensa o si la justicias de la Corte Suprema pudiesen patentar sus antecedentes? Soy conciente de que las cortes de patentes hacen sus mejores esfuerzos para servir a la sociedad cuando formulan las leyes de patentes. La oficina de patentes ha cumplido su misión de manera admirable con respecto a aspectos tecnológicos que involucran leyes físicas concretas en vez de leyes abstractas del pensamiento. Yo mismo tengo patentes en algunos dispositivos de hardware. Pero creo firmemente que la tendencia reciente de patentar algoritmos solamente beneficia a un reducido número de abogados e inventores mientas que perjudica seriamente a la mayoría de personas que quieren hacer cosas útiles con computadores. Cuando pienso en los programas para computadoras que necesito a diario para trabajar me doy cuenta de que ninguno existiría si las patentes de software hubiesen sido comunes en los 1960s y 1970s. Cambiar las reglas ahora tendrá el efecto de congelar el progreso en su estado actual. Si las tendencias actuales continuan, el único recurso para la mayoría de los brillantes desarrolladores de software de Estados Unidos será dedicarse a otras labores o emigrar. Los Estados Unidos perderán pronto su posición dominante. Por favor hagan lo que puedan para retroceder esta alarmante tendencia. Hay formas mucho mejores para proteger los derechos de propiedad intelectual de los desarrolladores de software que quitarles el derecho a usar las piezas fundamentales con las que se construye el software. Sinceramente, Donald E. Knuth Professor Emeritus